Dawn Beaumont, estrella de la natación y promesa olímpica, resulta gravemente herida en un accidente de tráfico que ella misma ha provocado. El efecto es devastador para su cuerpo, su carrera, su vida. Pero lo peor no son las lesiones físicas, lo peor es esa culpa que no la abandona, que la obsesiona, por la muerte de un pasajero.
Huir parece la única salida; escapar lejos de sus padres y de los medios de comunicación. Y qué lugar mejor que la isla Moon, un paraíso en los mares del sur.
Su llegada es celebrada por la científica Grace Ramsay, quien acoge afectuosamente a su nueva vecina, imaginando quizá que puede proporcionarle alguna diversión, distraerla de la tarea que la ha llevado hasta ese apartado rincón del mundo. La suya es una misión secreta: evaluar la isla para su posible adquisición por parte de un gigante químico que aspira a convertirla en un enorme basurero muy lejos de la civilización.
Otra cosa es que Dawn quiera aceptar el papel que Grace le ha adjudicado. De hecho, niega incluso su condición de lesbiana. Así las cosas, conquistarla se convierte en el objetivo primero de una Grace que, con este juego, aspira a desterrar los sueños inquietantes que sufre a causa de un suceso del pasado, y también los problemas de conciencia provocados por su trabajo.
Mientras tanto, Annabel Worth, la dueña de la isla, una mujer decidida a cerrar el paso a quienes aspiran a destruir la que es su casa, desaparece en circunstancias mucho más que extrañas.
Una novela erótica, rica en enredos amorosos, que nos hace vivir grandes aventuras. Para disfrutar página tras página.