Esta joya de la literatura satírica y libertina del siglo XVIII describe el enfrentamiento entre los dioses de la Antigüedad grecorromana y las figuras de la Trinidad cristiana. El emperador Constantino decide sustituir a los antiguos dioses griegos y romanos por la Trinidad cristiana, lo cual despierta sus recelos. Pese a ello, las deidades intentan ser amables con los recién llegados, pero éstos demuestran una alarmante falta de interés por los placeres mundanos.