Maurice Renard 75-1939), no es solamente el autor de manos de Orlac ,clásico llevado en tres ocasiones a la pantalla, sino también uno de los más singulares escritores franceses de fantasía y misterio, y, sobre todo, uno de los pioneros de la ciencia ficción.
Considerado por especialistas como Jacques Sadoul, Pierre Versins o Arthur B. Evans como uno de los mejores, si no el mejor, de entre los escritores franceses del género fantástico y de ciencia ficción, su novela El doctor Lerne. Imitador de Dios (1908), fue la obra que le dio a conocer y constituye uno de los grandes clásicos de las historias protagonizadas por un «científico loco».
Cuando Nicolás Vermont retorna al castillo de Fonval para visitar a su tío, el doctor Frédéric Lerne, no podía sospechar que estaba a punto de penetrar en un auténtico museo de los horrores científico. Lerne, ayudado por un grupo de misteriosos alemanes, trabaja en experimentos tan secretos como siniestros, jugando a ser Dios por medio de injertos e implantes que dan lugar a criaturas monstruosas, a medio camino entre los distintos reinos de la Naturaleza, dispuesto a llegar más lejos todavía en su búsqueda de la inmortalidad y la riqueza. Enseguida descubriremos que el castillo alberga una prisionera, Emma, que juega a excitar los nervios tanto de su captor como del joven y enamorado Nicolás, decidido a rescatarla de las garras del científico a toda costa.
Escrita bajo la inspiración confesa de La isla del Dr. Moreau, El doctor Lerne supera a la novela de Wells en humor negro y erotismo, llevando al lector hasta un final tan sorprendente como delirante.
Saludado por Apollinaire como
«un talento mágico destinado
a ejercer una gran influencia
literaria», los cuentos y novelas
de Maurice Renard pertenecen
a un género que él mismo
denominó «científico-maravilloso», y se cuentan entre los más
originales de la literatura fantástica
y de terror, adelantándose en
décadas a clásicos como Lovecraft, Matheson o Bioy Casares.
Admirador de Wells, Poe y Villiers de L?Isle Adam, y admirado a su vez por un maestro como J. H. Rosny y por los futuristas italianos, Renard tocó temas como la vida alienígena (Le Péril bleu, 1911), los transplantes biológicos (L?Homme truqué, 1921), la miniaturización (Un Homme chez les microbes, 1928), etc. Además de publicar una docena de antologías de relatos fantásticos (Fantômes et fantoches, 1905;
Le Voyage immobile, 1909; Monsieur D?Outremort, 1913; L´Invitation à la peur, 1926;
Le Carnaval du mystère, 1929; y Celui qui n?a pas tué, 1932),
escribió también ensayos, poemas, artículos y obras para el Teatro del Gran Guiñol parisino.