"Hoy la coctelería es casi una religión que tiene legiones de fieles devotos, por eso son importantes los templos, aquellos lugares donde sirven los cócteles como en ningún otro sitio y que tienen banda sonora propia. Y si no lo creen, piensen en cualquier tema de Cole Porter mientras saborean un Gimlet, un Manhattan o un Martini y les sabrá mejor. Su fuerza literaria nos puede hacer sentir un detective como Philip Marlowe, un espía como George Smiley o un héroe como Rick Blaine...