La quirología es el arte de leer las líneas de las manos. Nuestras manos constituyen un diario de a bordo de la nave que somos. En su lectura encontramos nuestros sueños, los deseos más velados, los pensamientos con los que no nos atrevemos a enfrentarnos e, incluso, aquéllos a los que no podemos acceder por estar ocultos en nuestro inconsciente. Pero todavía hay más: el asombro que produce su lectura se desborda al comprobar que, en las manos, podemos ver las idas y venidas de las personas que nos rodean y cómo sus actos influyen en nuestra vida.
El estudio de las manos es una apasionante manera de «estar alerta». Ellas son nuestras compañeras, y las hacedoras de nuestros deseos, obligaciones y temores. No importa que sus constantes quehaceres sean conscientes unas veces y otras no. Todo, absolutamente todo lo que hacemos, queda ahí registrado.