La lengua que utilizamos cada día está llena de sorpresas. El candidato melancólico significaba originalmente «el hombre vestido de blanco que tenía la bilis negra», porque en Roma los candidatos vestían de blanco, y se creía que los humores del cuerpo influían sobre el ánimo de las personas. A lo largo de este libro se explica el origen de más de setecientas palabras, derivadas del latín, traídas por el árabe, prestadas por el inglés o aportadas por lenguas lejanas como el turco o el persa. Asistimos al cambio de sus significados: albóndiga nació en griego, como «avellana», y pasó a través del árabe para dar «bola de carne» en español. Incluso las palabras de las nuevas tecnologías, protocolo o control encierran en su interior remotas prácticas burocráticas: pegar una hoja al principio de un legajo, o escribir un rollo para comprobación. El candidato melancólico es un libro ameno que le hará ver nuestra lengua como jamás la ha visto, y le ayudará a ver los puntos de contacto entre nuestras palabras y las de las lenguas que nos rodean.