El trinomio competencias -formación- edad adulta es más significativo si se contempla desde la óptica del lifelong learning. Este movimiento, en los últimos decenios, se ha centrado en las dimensiones del aprendizaje y el aprendizaje permanente. No obstante, si se acepta -como lo hacen los autores- la noción de aprendizaje permanente como referencia teórica y práctica de la formación, también se tiene que ser conscientes de que se modifica radicalmente el horizonte conceptual de la acción formativa con y de las personas adultas.
En este trabajo se evidencian no sólo la posibilidad y la necesidad de orientar la formación a la adquisición de la dimensión estratégica de las competencias -en el sentido de las metacompetencias- necesarias para que las personas sean capaces de aprender continuamente, sino también el interés por desarrollar en las personas la capacidad de proyectar su formación desde la perspectiva competencial.
Por otra parte, una teoría del aprendizaje y de la formación así concebida avala una amplia gama de herramientas metodológicamente apropiadas y fundamentadas teóricamente. De ahí que los autores centren su atención en el método del balance de competencias, explorando sus dimensiones teóricas y sus modalidades aplicativas, desde el momento en que es uno de los métodos que mejor ejemplifica los presupuestos teóricos aquí indicados. El libro, fruto también de la confrontación con los estudiantes de la Facultad de Ciencias de la Formación de la Universidad de Roma Tre, se dirige en primer lugar a éstos, aunque puede constituir un útil instrumento de profundización para todos los que se dedican a la formación de las personas adultas, la formación continua y la educación permanente.