El libro comienza con la descripción de una fotografía que tiene en las manos un niño que se llama Carlos. A partir de ahí se narran diversas sensaciones y sucesos que le ocurren a él y a sus familiares, amigos y conocidos, aunque todo gira entorno a los que son denominados como ¿los de mi escalera¿.
La historia nos muestra el mundo de Carlos y su carácter, citando frases de su madre, su abuela, adivinanzas de amigos, preocupaciones que tienen los más cercanos a su mundo, y en general nos cuenta cómo son las personas que le rodean, desde sus amigos hasta su hermano pequeño, todo ofrecido a través de la mirada de un niño (porque queda claro que no es un adolescente y que atisba esa etapa vital como en un futuro), con una ingenuidad y frescura que mezcla la realidad y la ¿ficción aceptable¿, pero es un héroe que solo tiene un poder: aceptar las cosas como ocurren y aguantar cuando sucede algún percance. Un momento claro es cuando Álvaro y Hugo preparan una trampa con hilo transparente a un sospechoso hombre con gabardina que vive en su portal, y Carlos cae en ella cuando monta en bicicleta, rompiéndose un diente; el aguante del dolor y la poca importancia que le da es porque piensa que es un héroe, y los héroes, cuando les ocurren cosas malas, saben soportarlas y no quejarse.