La nueva novela de Bernardo Atxaga, Premio Nacional de las Letras Españolas. Una historia de vidas que, como el agua, discurren entre piedras. «Si se pudieran voltear los nombres impresos como las piedras de un huerto y ver la vida que esconden, comprobaríamos que no hay dos seres iguales.» En una panadería de Ugarte, en el País Vasco, un niño que un verano ha regresado sin habla de un internado en el sur de Francia recupera las palabras gracias a su amistad con dos hermanos gemelos y a algo extraño que descubren los tres en las aguas del canal que baja de la montaña. La dictadura franquista está llegando a sus últimos días. Todo está cambiando en Ugarte y también en el cuartel de El Pardo donde, poco antes, Eliseo, Donato, Celso y Caloco intentan adiestrar una urraca y burlar el coto de caza reservado a los poderosos. La de ellos fue también una historia de amistad, con sus dosis justas de inconsciencia, rebeldía y tragedia. Años más tarde, las huelgas alentadas por los sindicatos hacen temblar la industria minera de Ugarte. Son ya los turbulentos ochenta, y Eliseo y los gemelos se ven envueltos en una trama de venganza, urdida por el ingeniero Antoine, que parece propia del género negro. El tiempo pasa rápido y transforma todo lo de fuera: llega la música, la televisión con sus realities, el correo electrónico, aunque en el interior de los protagonistas de esta historia se mantienen intactos los silencios, los secretos, las amenazas... No es más que la vida, que discurre como hilos de agua entre las piedras. Pero avanza. Con esta novela emocionante, vertebrada por la amistad, el amor a la naturaleza y la inminencia de la muerte, Atxaga vuelve a mostrarse como un maestro en la creación de territorios y personajes imposibles de olvidar. La crítica ha dicho:
«Un narrador capaz de generar emociones muy poderosas y mostrarnos la belleza y el misterio de la vida a través de una prosa contenida y profundamente poética. [...] No abundan novelistas como Atxaga ni novelas de la calidad y la hondura de [Casas y tumbas].»
Fernando Ontañón, La Opinión (A Coruña) «Bernardo Atxaga ha buscado ahondar en lo que nos hace humanos, de lo más sublime a lo más terrible, pasando por la gama completa de grises entre ambos extremos. [...] Posiblemente esta es la más libre y juguetona de sus obras.»
Antonio Lozano, La Vanguardia «Decir Bernardo Atxaga es pronunciar palabras mayores en lo que a literatura se refiere.»
Susana Marqués - Onda Cero (Más de uno) «Bernardo Atxaga [...] es un contador de historias que abre paréntesis todo el tiempo. El pájaro que va de rama en rama: elige un tema, halla otro subordinado, arriba a uno inesperado y, al final, tras un largo merodeo, llega adonde quiere: a concluir una novela, a encerrar sus recuerdos de forma simbólica y esponjosa en sus ficciones.»
Antón Castro, Heraldo de Aragón «Nos enamoramos del lenguaje del autor vasco, que huele a pan recién hecho, y en el que se escucha silbar el viento que siempre se adelanta a la lluvia, y crepitar el fuego manso alrededor del que se escuchan las palabras que fluyen como recuerdos que van desvelando una historia, o creando la urdimbre en la que van sucediendo la trama y la melancolía. Así suena Atxaga, Bernardo, escritor de aguas fuertes vascos sobre los desgarros de la violencia, la humanidad de los rebeldes, las realidades invisibles que convergen en la complicidad de lo real. [...] Ha sido mi placer leerlo. [...] Bernardo Atxaga ha confeccionado sus mundos literarios a dos voces, con dos lenguas equidistantes, diferentes en sus raíces como espíritu de identidades, entre las que su escritura es el puente de conversación entre ellas con el propósito de que la literatura sea un espacio mental, un árbol, una casa, un hogar donde todos y cualquiera pueda cobijarse, y al que se vuelve para contar el viaje.»
Guillermo Busutil, La Opinión (Málaga) «Una narrativa impregnada de poesía en la que ha combinado de una manera brillante realidad y ficción.»
Del acta del Jurado del Premio Nacional de las Letras «En la mejor tradición realista, actúan aquí los más efectivos resortes de la condición humana: el miedo insuperable, la depredadora supervivencia, el sentimiento amoroso y la muerte intuida [...]. Algunas notas levemente humorísticas y un subliminal optimismo matizan muy adecuadamente esta dramática historia que subyuga al lector desde las primeras páginas hasta su espléndido final.»
Jesús Ferrer, La Razón «El lector podrá descubrir una vez más el gran poder poético de Atxaga, la increíble capacidad de construir universos enteros y profundos.»
El Correo «Un ejercicio de prestidigitación literaria.»
ABC