Se estima que, cada año, unos 40.000 nómadas abandonan su estilo de vida tradicional y deciden echar raíces en alguna de las ciudades de Mongolia. Teniendo en cuenta que quedan unos 800.000 habitantes que aún se mueven de un lado a otro en busca de los mejores pastos para el ganado, esta forma de vida podría desaparecer en el país en el próximo medio siglo.
Después de haber convivido con una veintena de familias nómadas, y de haber entrevistado a muchos otros que han decidido probar suerte sobre el asfalto, este libro busca explicar las razones de este cambio radical, a la vez que permite al lector viajar por todas las zonas de Mongolia en las cuatro estaciones del año: el desierto del Gobi, la estepa central, las montañas del oeste, y la tundra siberiana.
Se acerca a las costumbres de minorías étnicas como la kazaja -cetreros que cazan con águila y entre los que las adolescentes protagonizan una pequeña revolución feminista- o la tsaagan que todavía se dedica a la cría de renos. Explora el polémico sector minero, en el que muchos buscan oro de forma ilegal, y el impacto del cambio climático y de la tecnología antes de centrarse en el nuevo estilo de vida que surge en las ciudades. En Ulán Bator, la capital más fría del mundo y una de las más contaminadas en invierno, se muestra la vida de quienes no han encontrado la riqueza que buscaban en la ciudad, explica el movimiento neonazi que surge debido a las tensiones con China, y explora tanto la apertura de miras que ha permitido el florecimiento del movimiento LGBTI como el auge de la nueva clase adinerada.