VUELVE EL PUNK ROCK. AL MENOS POR UN DIA.
Maggie y Hopey han dejado en casa a sus respectivas parejas para acercarse el fin de semana a Huerta, el viejo vecindario donde crecieron. Allí va a tener lugar una reunión de las bandas que rompían la pana en la escena musical subterránea de hace treinta años: La Llorona, Ape Sex, 40 Thieves, All Them Bums?
Sobre toscos riffs de guitarra van a ir desgranándose los recuerdos de los primeros 80, cuando apenas amanecía la relación entre las chicas. Sus primeras broncas, las juergas, algunos celos, ¡los amigos! (Daffy, Doyle, Izzy, la memoria de Speedy?), los conflictos sentimentales yendo y viniendo, la incertidumbre soberana y la fuerza inconmensurable que otorga el sentirse amado.
Hubo un tiempo en que en Huerta ocurrían cosas. Ahora Hopey tiene un hijo de cinco años y Maggie vive con Ray, que a su vera combate el mundo todos los días. La juventud sigue siendo invulnerable pero ya no es en ellos diamante sino carbón. Combustible. Y en el fondo late la sensación última de que, por más que cambien las cosas, todo sigue más o menos igual. Más o menos bien.