En el Antiguo Régimen, las instituciones eclesiásticas, la nobleza y los ayuntamientos disponían de bienes que no podían enajenar, llamados por ese motivo bienes de manos muertas. La desamortización, realizada durante la primera mitad del siglo XIX, convirtió esas propiedades en ?bienes nacionales?, y las vendió en pública subasta al mejor postor.
La desamortización fue muy polémica en su tiempo. Hoy en día, dejando hablar a los documentos, podemos conocer los hechos al margen de apreciaciones personales. Hay unanimidad en criticar el modo en que se llevó a cabo. Y las consecuencias, en general, fueron negativas: al vender al mejor postor, se benefició a los compradores fuertes, no a los campesinos, y se perdió la ocasión para una reforma social. Hizo más ricos a los ricos, y más pobres a los pobres.
Este libro analiza los numerosos aspectos de este episodio de nuestra Historia. ?Veremos las órdenes de Mendizábal y sus sucesores, asistiremos a la subasta pública, y nos detendremos en lo que el gobierno pensaba lograr, y lo que realmente obtuvo?.
Francisco Martí Gilabert fue doctor en Ciencias Históricas y dirigió su investigación hacia el mundo contemporáneo. Estudió también las relaciones entre la Iglesia y el Estado, en las que llegó a ser un especialista reconocido. Entre sus publicaciones, cabe citar La Primera República Española (1873-1875); El motín de Aranjuez; Política religiosa de la Segunda República Española; Amadeo de Saboya y la política religiosa, y Carlos III y la política religiosa.