Quizá suene a tópico y a frivolidad asegurar que visitando un solo país se puede conocer todo un continente. Quizá sea porque aún no se conoce Camerún y sus gentes. Con un impresionante virtuosismo, buen humor y la mirada afinada y observadora del antropólogo, Joan Riera nos invita a adentrarnos en las cerradas selvas del sur pobladas por bantús y pigmeos, para luego descubrir el cielo y el mar recostados en alguna playa tropical. Quizá luego queramos visitar el norte musulmán -seco y polvoriento- y descubrir los poblados de barro o adobe y los grandes parques nacionales, y el Oeste, ah, el Oeste. Volcánico, folclórico y tribal, donde al autor nos regala todos sus conocimientos y nos transmite verdadero amor y curiosidad hacia lo que le rodea.
Camerún es una síntesis de África, un país sin rival en lo que a diversidad paisajística y cultural se refiere. A modo práctico, goza de grandes ventajas para el viajero; es un territorio estable política y económicamente, donde el extranjero es bienvenido. Y sin duda alguna, Camerún es todavía virgen desde el punto de vista turístico, una característica cada vez más rara en tiempos de galopante globalización.