En 1933 llegó a España, para ponerse al frente de la embajada de Estados Unidos, Claude G. Bowers. Durante los seis años siguientes será un testigo privilegiado y singular de los momentos más turbulentos y trágicos de la historia contemporánea de España.
Con un marcado perfil político —no era diplomático, ni siquiera había estudiado una
carrera—, se sumergió en la realidad española, viajando de norte a sur del país y mezclándose con todo tipo de personajes, independientemente de su procedencia social.
Mi misión en España destaca por sus agudos retratos de primera mano de los políticos de la época, desde Pasionaria a Primo de Rivera, pasando por Azaña, Negrín o Calvo Sotelo. Pero quizá más valiosas todavía sean sus impresiones de los españoles que conoció o sus descripciones de las ciudades y paisajes de nuestro país, un lugar desaparecido que podemos rememorar a través de sus ojos.
En palabras de Ángel Viñas, autor del prólogo de esta obra: «Dado que Bowers tuvo bastante razón, la lectura de este libro es sumamente recomendable y quien ojee sus páginas encontrará motivos suficientes para justificar haberle dedicado unas cuantas horas».