Es indudable que Rigoletto marca el inicio de la madurez como compositor de Giuseppe Verdi; por primera vez, el genio de Le Roncole pudo apartarse de las directrices estereotipadas del romanticismo y acercarse con profundidad al drama real, en el que el protagonista por excelencia es el ser humano.
La acción transcurre en la imaginaria corte del duque de Mantua, que era en realidad la corte del rey Francisco I, pero la censura prohibió cualquier alusión a la monarquía e impuso el personaje imaginario del Duque.