Se nos ha educado en el enfoque (Focusing) como si fuese la panacea de todos los logros: cuanto más puedas
concentrarte, mejor rendirás en los exámenes; cuanto más puedas centrarte en tu tarea u objetivo, mayores serán
tus capacidades de éxito? Pero ésta es solo una cara de la moneda. Los descubrimientos más geniales se han
producido en maravillosos periodos de desenfoque. Éste resulta también clave en el proceso de la creatividad.
Y, además, es un contrapunto fundamental de la concentración: refresca la mente y la prepara para el siguiente
período de atención sostenida.