Estrenar ropa no tiene por qué ser incompatible con un paseo tras la lluvia. Ella tiene muy claro que de ninguna manera puede ensuciar su ropa nueva, ni sus zapatos relucientes ni sus calcetines blancos. Así que piensa toda una serie de estrategias para evitar los charcos que, cual trampas, le cierran el paso en el camino. Pero, a pesar de todo el cuidado que pone, no puede evitar caer en uno de ellos. ¡Un drama... ! ¿La reñirán en casa? Pero eso ya no tiene remedio, así que igual es mejor aprovechar y disfrutar del momento.