Un detective tiene una extraña amistad con un gato callejero.
El felino siempre tiene información sobre lo que sucede en la ciudad y suele ayudar a resolver los casos de Doc. Pero una noche, Misifús le sugiere que no se acerque al callejón de los genoveses, el mismísimo callejón donde ratones y gatos se juntan a tocar sus instrumentos y bailar en armonía entre especies. El detective va de todos modos, y allí no sólo se encuentra con la figura en tiza de un ratón muerto, sino que descubre que las huellas del asesino le parecen muy familiares...