A partir de una conversación con Jordi Llavina en la que se invocaba la proximidad del centenario de Joan Vinyoli (1914-2014), Josep Piera inició una prolongada indagación sobre su relación con el poeta: la correspondencia, los libros de Vinyoli y los fragmentos de una conversación intermitente que mantuvieron entre 1978 y 1981. Entonces Vinyoli tenía unos sesenta largos, y Piera ahora había llegado a una edad parecida, la de la madurez definitiva. La indagación se extiende al ciclo vital completo de Vinyoli: la obra, la relación con la crítica y el reconocimiento literario de su tiempo. A contraluz aparece la evolución poética y humana de Piera, su manera de leer e interpretar Vinyoli y, al fin y al cabo, del conjunto de la poesía catalana de las últimas décadas. Se trata de un ejercicio de comprensión «de poeta a poeta» de una profundidad y sensibilidad extraordinarias.