La expresión del dolor, como experiencia de la angustia, es una constante en la vida y en la poesía de Vallejo. Este dolor incorrecto, y a la vez total, es el que hace a los hombres solidarios, aunque nunca pueda servir de consuelo a los oprimidos. El estado de ánimo del poeta, de este modo, no puede ser más que de permanente tristeza, lleno de inseguridad y dudas.