Segunda entrega de la «Trilogía de Merlín», iniciada con La cueva de cristal, se centra en la infancia y la mocedad de Arturo, desde su nacimiento hasta su ascenso al trono de Bretaña, tras la heroica liberación de Excalibur. Debido a las condiciones dramáticas en que fue engendrado, el príncipe Arturo creció bajo la tutela de Merlín. El futuro rey debió iniciar desde muy joven un largo y complicado aprendizaje para poder distinguir a sus amigos de sus enemigos y seguir con fidelidad su propio destino. Para todo ello, Arturo contó con la ayuda de la extraña figura de Merlín, quien, a pesar de su sabiduría, sufría las angustias de una nación en guerra y las intrigas y traiciones entre reyes y cortesanos.