Retorna la periodista Olga Lavanderos a sentir el campo de batalla, a actuar por su cuenta en la selva urbana más grande del mundo. Pancho Villa no ha regresado ni la novela tiene fundamento aparente en la realidad mexicana. Muertos con las manos pintadas de verde y un abuelo empeñado en que el Papa visitó el país para recobrar el tesoro de los cristeros y negociar las relaciones con la Santa Sede. Pura ficción o dura realidad.