Trazar con la deseable amplitud y profundidad una semblanza de la destacable contribución española al gran flujo migratorio protagonizado por Europa como área de atracción durante la segunda mitad del siglo XX es empeño harto dificultoso. Por ello es de destacar el esfuerzo de los autores al presentarnos una síntesis ajustada, densa y crítica, fundamentada no sólo en un buen dominio de la bibliografía disponible (que es casi inabarcable) sino también la consulta de fuentes primarias, una y otras utilizadas en el marco de las nuevas corrientes historiográficas y de las suscitadas en el campo de la demografía histórica. Los autores prestan particular atención a hechos tales como el desvío migracional español desde la América latina a Europa; la incidencia de esos flujos migratorios sobre el proceso modernizador de las regiones de procedencia (prácticamente la totalidad del ámbito nacional. Pero en especial las provincias mediterráneas) y sobre los países de destino (Francia, Alemania y Suiza en primer lugar); los complejos condicionantes del hecho migratorio, en relación con los cuales son numerosas las ideas erráticas a rectificar, o lo relativo a conceptos básicos tales como los de la diferencia salarial o la privación relativa, cuya correcta comprensión varía por entero el enfoque clásico de nuestro movimientos migratorios con Europa. Son manejadas amplias y bien contrastadas estadísticas.