En los últimos veinticinco años, en las transiciones a la democracia y a la paz y prácticamente en todo el mundo, han aparecido múltiples estrategias políticas autodenominadas de «perdón y reconciliación». Con ello se ha introducido de lleno al perdón en la dinámica de la vida pública, pero con una gran ambigüedad, al confundirlo con frecuencia con la impunidad.