Si cupiera identificar el hilo que confiere unidad a la secuencia de cuestiones que aquí simplemente se esbozan, hay una idea que se llevaría la palma: la «duda razonable» como límite que hay que franquear para enervar la presunción de inocencia; pero en el bien entendido de que el adjetivo «razonable» se predica de la duda (no de las personas que dudan) y que lo razonable no se presume sino que se justifica.