Juro por mi honor hacer lo imposible por:
ser el mejor siendo el peor,
molestar y dar la lata a unos
y divertir a otros;
No dejar de maquinar bromas
y probar que el mundo es mucho más divertido
vuelto del revés.
Pues soy un bromista
y bromas es lo que sé hacer.
Miles Murphy vivía cerca del mar y gozaba del título de mejor bromista de toda la ciudad. Por eso no salta de alegría ahora que debe mudarse a vivir a Valle Bostezo, una pequeña ciudad famosa solo por una cosa: las vacas. Pero, aunque lo parezca, eso no es lo peor: lo peor es que Valle Bostezo ya tiene a un bromista oficial, uno muy pero que muy bueno. Si Miles pretende usurparle el trono tendrá que poner todo el ingenio y una gran astucia para inventar las bromas más locas.