Las privatizaciones en España entre 1997 y 1998 han superado los cuatro billones de pesetas, suponiendo, internacionalmente, uno de los procesos privatizadores más intensos. Desde octubre de 1996, en nuestro país han existido ocho millones de peticiones de compra de acciones de empresas a privatizar, algunas de las cuales se analizan en esta obra.
Al contrario de lo ocurrido en otros países, este proceso privatizador no ha causado «ruidos» importantes, ni amplias movilizaciones sociales en contra, ni «escándalos» relacionados con las ventas, aunque, sin duda, han existido críticas desde ámbitos diversos, entre ellas algunas de las opiniones del Consejo Consultivo de Privatizaciones, organismo que preside el autor de este libro.
La propiedad pública o privada de la empresa fue uno de los aspectos más discutidos entre socialismo y liberalismo. Sin embargo, llevamos dos décadas de privatizaciones a escala mundial. La razón básica de esta política es el incremento de la eficiencia, sobre todo cuando va unida a otras actuaciones liberalizadoras y, además, sus efectos globales sobre la economía representan la creación de empleo. No obstante, hace falta sensibilidad y solidaridad hacia los problemas humanos y sociales de los grupos de personas concretas que pueden ser perjudicadas -o que resulten netamente perdedoras- por procesos privatizadores, ya que la carencia de sensibilidad, además de su coste humano, dificulta la política de privatizaciones.