-Epílogo-
El tren se detuvo justo delante del lago. Tea bajó, emocionada, con el libro apretado contra el pe- cho. Caminó hacia la orilla, miró a su alrededor durante unos minutos y volvió a la estación. Era más bonito en la novela.
-El lector al escritor-
No me dejes? Moriré de inanición.
-M. H. A.-
Un mes después de la desaparición se cruzaron por la calle. Que conste, se vieron.
-Matrimonio-
Nombre: Teléfono: En caso de accidente avisar a: