Dentro de la obra de Platón (c. 427 - 347 a. C.) el Protágoras es un diálogo que, tanto por su contenido
como por su estilo, sirve de puente entre sus primeras obras y sus diálogos mayores. El debate entre Sócrates y el
sofista Protágoras persigue un objetivo ambicioso al centrarse en el conocimiento de la virtud (areté) y en si es
posible que los hombres puedan aprenderla. Como en diálogos anteriores, el personaje de Sócrates es aún más «socrático»
que «platónico» y la discusión queda abierta al no ofrecérsenos conclusiones definitivas sobre el asunto abordado, pero
la riqueza de ideas y la cuidada estructura que construye Platón ponen de manifiesto en toda su plenitud tanto su
excelencia filosófica como su calidad literaria. «De lo que no cabe duda es de que el Protágoras es uno de los
diálogos más animados, más teatrales y brillantes de Platón. Como pintura de un ambiente y unos caracteres el
Protágoras posee una gracia inolvidable, que acreditaría a Platón como escritor dramático, y nos hace recordar la
anécdota de que éste había renunciado, por influencia de Sócrates, a su ambición de escribir piezas para la escena. Tan
sólo los diálogos más logrados de su época de plenitud, como el Fedón, el Banquete o la República podrían rivalizar en
cuanto a ambientación y precisa representación con el Protágoras». Carlos García Gual