El mundo se muere de hambre. La agricultura industrial, dominada por transgénicos y pesticidas, es incapaz de abastecer al planeta. Otra agricultura sostenible, agroecológica, es posible. Existen ya experiencias que demuestran que esta otra forma de producción es viable. Consumir es un acto político. Urge cambiar el sistema: de la semilla al mercado. La alimentación mundial no puede seguir en manos de especuladores y grandes distribuidores.«La destrucción, cada año, de decenas de millones de hombres, mujeres y niños por el hambre constituye el escándalo de nuestro siglo. Cada cinco segundos muere de hambre un niño menor de diez años en un planeta que, sin embargo, rebosa de riquezas. En su estado actual, la agricultura podría alimentar sin problemas a 12.000 millones de seres humanos, No existe fatalidad alguna a este respecto. Un niño que muere de hambre es un niño asesinado.» Jean Ziegler