Los niños perdidos es una novela absorbente y sólida, extremadamente bien escrita y de lectura irresistible que presenta una galería de personajes bien definidos.
"Más, por favor. Sunday Times"
Después de haber perdido a su bebé, a su Henry, sin haberle dado la oportunidad de demostrarle cuánto lo podía haber querido, Kitty Wellington no consigue encontrar su camino. Mientras que su obsesión por los niños empieza a evidenciarse, intenta reconstruir su pasado. Su madre murió cuando ella tenía tres años, pero cuando Kitty pregunta sobre esto a su padre y a sus hermanos, la verdad se le escapa, contradictoria y confusa. Da tumbos sin averiguar muy bien lo que le pasa, sin saber por qué para su padre y hermanos les es tan difícil entenderla.Mientras se mueve sin destino, mientras pasa noches sin dormir, Kitty siente sólo a través de los colores: rojo para la vehemencia de su padre; amarillo para los niños que salen del colegio dando brincos; blanco y negro para su madre. Pero Kitty, con nombre de gato, una niña perdida ella misma, no sabe cómo reconciliarse con un mundo que parece haberla expulsado de su regazo.
En su presentación literaria, Morrall nos habla con frescura de los conflictos que la búsqueda de la identidad propia crea en una familia y de cómo se van haciendo visibles la crisis y la desesperación, todo ello tejido con punto de humor negro que huye de sentimentalismos.
