Sólo una poesía «despojada de su naturaleza» como la de Hilos podría abordar el pensar y el sentir, los procesos de la mente y experiencias como el vértigo, el miedo, el cansancio o la vigilia, pero también el gesto y el movimiento del cuerpo; es decir, todos los fragmentos del yo, sus profundidades y sus mecanismos, sus lugares y sus imágenes, fragmentos que sólo adquieren sentido mediante los hilos que los unen y sin los cuales serían destellos inconexos.Variaciones en torno a un tema, como las series tituladas «Estrategias» o «Lo irremediable», se combinan a modo de fuga con poemas sueltos o reunidos bajo un título que los agrupa, en esta obra que lleva la desnudez poética hasta sus últimas consecuencias.A Hilos le sigue otro poemario, Cual, donde la palabra que da título al conjunto de poemas utilizada en muy distintos significados, incluso como sujeto poético («Cual» podría ser cualquier persona, todos nosotros) sitúa al lector frente a diversas realidades existenciales.De este modo, Hilos, unido a Cual, cubre el vasto trayecto que va desde el yo, apenas «un aliento que vibra» en la orilla del sueño, hasta el mundo, el exterior, al que poco a poco, a lo largo de estas páginas, va asomándose Chantal Maillard: al aire, a la luz, al Otro.