Cuando en 1999 Almudena
Grandes inició una nueva serie de artículos en El País Semanal y quiso dotarlos de un hilo conductor, enseguida
pensó que algo tan cercano y fascinante como un mercado de abastos podría servirle como marco ideal para poblarlo
con «los humildes afanes y trabajos de la cotidianidad más estricta». Escogió
entonces el céntrico Mercado de Barceló,
situado en un reconocible barrio madrileño, y lo convirtió en un microcosmos de pequeñas historias,
pero también en un infalible sismógrafo sociológico, que recogía indirectamente
preocupaciones y tendencias encarnadas en personajes y conversaciones. Cerrada
la serie a finales de 2002, este libro reúne una cuidada selección de aquellas crónicas y relatos.
Como sostiene la propia Almudena
Grandes, a un novelista le basta con observar con detenimiento lo que
sucede a su alrededor para descubrir tras cada persona con la que se cruza, o
tras cada conversación a la que sin querer asiste, un conflicto o un argumento.
Por eso muchos de los artículos de Mercado de Barceló pueden leerse
como meros relatos, o como esbozos de una novela coral de historias menudas que
aquí sólo se apuntan. Desavenencias conyugales, la dignidad que se adivina tras
el maquillaje de una pescadera, la sorpresa de una mujer solitaria cuando por equivocación
un hombre la confunde con su mujer, las asociaciones que despiertan un tipo de
modestísimas aceitunas... Y por encima de todo, la tiranía del calendario y las
festividades, y cómo escaparates, tiendas, vendedores y clientes sufren los
vaivenes del año para volver a una inescapable normalidad.