Milo no podía dormir si no compartía cuentos con Nana, un juguete de trapo tan abrazado que ya nadie recordaba su forma original. Una vez, Milo quiso que Nana le contase un secreto, pero Nana ¡Había desaparecido! Milo la buscó en el mercado de la noche, compró un sueño con forma de botón dorado... Y de pronto descubrió el mejor de los secretos.