Nunca figura en los catálogos ilustrados del maravilloso reino animal. Se asocia con la inmundicia, el espanto, la peste, la mezquindad. Y, sin embargo, busca un hombre y encontrarás una rata? por ejemplo en Edens Alley, a pocas calles de Wall Street, a pocas manzanas del Ayuntamiento de Nueva York. Robert Sullivan encontró en ese callejón apenas transitado el hábitat ideal de la rata urbana, y lo convirtió escrupulosa y pacientemente en un observatorio natural durante las cuatro estaciones de un año que la fatalidad quiso que fuera el de la destrucción del World Trade Center. El callejón nos recuerda desde curiosas diversiones decimonónicas como las peleas de perros y ratas hasta acciones políticas como la huelga de inquilinos de Harlem. Y nos revela, por supuesto, un oficio tan indispensable como poco o nada conocido: el de los técnicos de control de plagas. Este insólito elenco de oscuros pero magníficos personajes hace de Ratas una peculiar y apasionante guía histórica de la ciudad de Nueva York que refleja, por lo demás, la historia de todas las ciudades.