Larga novela victoriana en que un viudo, el doctor Gibson, padre de una hija en edad de merecer, se casa con una maestra que, a su vez, tiene también una bella hija. Su segunda esposa es una mujer que vive sólo para las apariencias y cuya hija es una joven incapaz de expresar sus sentimientos más profundos debido a una infancia marcada por el abandono y la infelicidad. Frente a estas dos hijas la autora nos retrata a los hijos del terrateniente Hamley, que representan el conflicto entre lo racional y la decadente languidez.