Isabel de la Hoz es una joven y fantasiosa burguesa santanderina trasplantada al México incendiado de las guerras cristeras. Unas guerras que son una metáfora real de las contradicciones entre una religiosidad emocional y una religiosidad institucional. La novela cuenta una historia universal y eterna: la búsqueda de la realidad a partir de nuestro innato gusto por la irrealidad.