Giorgio Colli, quien con Mazzino Montinari llevó a cabo la gran edición crítica de las obras de Nietzsche, es uno de los rarísimos filósofos que tienen la capacidad, eminentemente nietzscheana, de hablar al presente «con verdadera dureza». En este libro se resuelven, en toda su gravidez, muchas de las cuestiones que Nietzsche había planteado, y a las que había contestado sólo con enigmas, incluso la del significado del enigma, decisiva para el acercamiento a cualquier respuesta filosófica y, en particular, al modo como Nietzsche vivía su pensamiento. Son problemas que, por lo menos en su originaria, inmediata y vital radicalidad, se han eludido en los últimos cien años. Para Colli, por el contrario, Nietzsche ha sido la última gran figura del pensamiento occidental, y por tanto la filosofía no tenía otra salida que plantearse las mismas preguntas que Nietzsche. Esto lo conduce a una especie de guerra en dos frentes: por una parte, retomar e reinterpretar todos los temas griegos de Nietzsche que, iluminados con soberana lucidez, delinean una nueva visión, compacta y sorprendente, del pensamiento occidental; por otra, analizar estrechamente las conquistas del pensamiento nietzscheano pero también sus grandiosos fracasos, que Colli examina con la peculiar «falta de miramientos» que como el propio Nietzsche enseñó es la única forma de abordar un gran filósofo. Y cada uno de estos dos frentes, nutre directamente un tercer tema del libro, es decir el ataque devastador a muchas ideas del pensamiento moderno: desde la historia justificadora de aquello que sin embargo le escapa a la razón, actualmente escindida de logos del que nació, hasta el supersticioso apego a la ciencia, a los hechos, a las acciones. El resultado es un libro singularísimo, articulado en breves secciones aforísticas, continuamente afilado y provocador, duro y exigente en sus tesis, un libro donde en cada palabra está presente el riesgo mortal que el pensamiento asume, a cada paso, frente a la Esfinge.