Este libro abarca los tres últimos años (2005-2008) del cuaderno de notas personal de Enrique Vila-Matas. Al tratarse de un diario literario que se origina en la lectura, es una obra escrita desde el centro mismo de la escritura. Combina los comentarios sobre libros leídos con la experiencia y la memoria personal, y va proponiendo la desaparición de ciertas fronteras narrativas y abriendo camino para la autobiografía amplia, siempre a la búsqueda de que lo real sea visto como espacio idóneo para acomodar lo imaginario, y así novelizar la vida. No se aleja, además, Dietario voluble de los procedimientos literarios más habituales en Vila-Matas, donde las diferencias estilísticas entre libros de ficción y colecciones de ensayos son cada vez menos relevantes y más fieles a una feliz consigna de literatura híbrida y fragmentaria en la que los límites siempre se confunden y la realidad baila en la frontera con lo ficticio, y el ritmo borra esa frontera.
Compuesto en parte por notas que pasaron directamente del cuaderno personal del escritor a la edición dominical de El País de Cataluña, pero también por importantes fragmentos que no se movieron del cuaderno y que ahora dejan de ser inéditos, y también por notas que han sido escritas para completar esta edición, Dietario voluble es, ante todo, un tapiz que se dispara en muchas direcciones. Si a propósito de Exploradores del abismo hablaba Justo Navarro de «la felicidad de contar descubrimientos en un grafiti mental interplanetario que iba de Estocolmo a Ronda, de Malibú a la Rusia más profunda, de Buenos Aires al espacio, y donde pueden coincidir Kafka y Petronio, Bernhard y Burroughs, parejas imposibles», aquí en el Dietario se viaja de nuevo en todas las direcciones posibles del tapiz, y las parejas de baile son más extrañas aún si cabe: su ritmo incesante borra cualquier divisoria entre el infinito y los límites.