El fin que pretende todo libro de lectura fácil es convertir la literatura en un placer y que, al mismo tiempo, sea un trampolín al mundo y al conocimiento. El eje fundamental de trabajo de estas lecturas es la comprensión lectora. Con la colección de lectura fácil hemos cubierto dos imprescindibles: legibilidad y comprensión. De esta manera, hemos facilitado el acceso a la lectura y hemos promovido con ello la alfabetización.
Nos hemos servido de diferentes niveles de comprensión lectora y de desventaja lingüística, así como de una adaptación semántica y tipográfica del texto para hacerlo más comprensible. Hemos usado un lenguaje sencillo y directo, hemos evitado conceptos abstractos, empleamos vocablos cortos relativos al lenguaje cotidiano, usamos ejemplos prácticos, hacemos usos de un lenguaje positivo y nos dirigimos al lector de manera respetuosa.
Con todo, hemos conseguido nuestro propósito: aprender habilidades sociales y promover su socialización, favorecer el enriquecimiento cultural, adquirir conocimientos básicos, potenciar la memoria y, en definitiva, despertar la imaginación y la emotividad con el objetivo de lograr que la lectura sea un hábito y, sobre todo, que el lector que se acerque a estos libros, disfrute.
¿Sabías que el sistema Braille tiene sus orígenes en los mensajes
que leían los soldados de noche durante la guerra? Para evitar ser
descubiertos, debían aprender a leerlos mediante puntos y en la
más absoluta oscuridad, como le ocurre a los ciegos.
Louis, ciego desde los cinco años, conoció este sistema y lo supo
mejorar y adaptar a las necesidades de los invidentes, convirtiéndolo
en un método utilizado universalmente. Su empeño, sus esfuerzos
y su saber, que no siempre fueron valorados, terminaron dando
sus frutos aunque, por desgracia, el reconocimiento le llegó tarde.