A las nueve de la noche, el cañonazo de La Cabaña marca la hora en que cerraban las puertas de La Habana. En 1959 devino la señal en que se producían los fusilamientos perpetrados por el Che Guevara. Durante años, los intelectuales afectos se encargaron de dar a conocer al mundo lo que habían visto sin el más mínimo reparo ante el Terror. Otros han tomado el relevo para continuar el desfile a la isla y elogiar una revolución momificada verdadera barbarie para el pueblo cubano.