Ramón puede estudiar en un centro privado porque su madre es una de las empleadas. Mortificado por esta situación vivirá en continua tensión, movido por la envidia y los celos de todo cuanto sus compañeros poseen sin esfuerzo. Cuando se enamora de Berta, necesita dinero para acortar distancias entre ellos. Pero el dinero fácil implica peligro y él, cegado por su obsesión, se precipitará hacia un callejón sin salida.