El autismo no es una enfermedad mental. Para seguir, si la intervención terapéutica es intensiva, respetando los ritmos del niño, sin prisa pero sin pausa, se obtienen resultados infinitos. Eso sí, no basta con dos días a la semana. Tenemos que hacerlo a diario. Los padres, los profesionales, los familiares, los amigos. Cuanto antes se detecten los síntomas, mayor plasticidad cerebral y mejor futuro. No nos guiemos por los mitos. Miremos el autismo del siglo XXI.
Terapia, terapia, terapia.
Desde pequeños, día a día, métete en su mundo y poco a poco tráelos hacia el tuyo. Siempre tendrán autismo, pero su afectación mejorará sin límites. Aquel guindo del que me caí...¿no sería un cerezo?