¿Dónde se encuentra la sal de la vida?
Un caluroso día del verano de 2011 Françoise Héritier, una reconocida antropóloga francesa de 80 años, recibió la postal de un amigo que estaba disfrutando de una agradable semana "robada" de vacaciones en Escocia. Esta nueva formulación le hizo reflexionar y llegar a la conclusión de que en realidad ese tiempo que robamos al trabajo y a nuestras obligaciones diarias es la propia vida. Sorprendida de su hallazgo decidió contestar a su amigo en forma de carta y explicarle que en todos esos momentos de asueto se encuentra la felicidad, la verdadera "sal de la vida".
Vacaciones, música, lectura, cuidar el jardín, los amigos, reír a carcajadas, comer ostras en la orilla del mar, ver una película antigua, estirar un clip, hacer mayonesa, ir a un concierto? ¿Qué son exactamente esas pequeñas y agradables cosas a las que aspiramos?
Françoise Héritier construye en La sal de la vida un discurso enumerativo de momentos felices que trascienden las fronteras de la experiencia individual y que dibujan un universo alternativo a la crisis, al paro y al pesimismo. Una sucesión de palabras esperanzadoras que motivan nuestro viaje, nos invitan a la reflexión y nos revelan que la vida no es la suma de los monstruos que nos atenazan sino el disfrute de los pequeños instantes, los gestos sencillos que nos universalizan y en los que se encuentra el sentido de nuestra existencia. Una nueva energía recorre Europa y en ella la sabiduría de la felicidad se convierte en el baluarte de una nueva esperanza para todos aquellos que ansían ver el mundo con otros ojos.
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