El interés por la cultura y la educación, así como la recuperación del legado de la Grecia clásica fueron dos de los temas que más ocuparon a los pensadores de los tiempos que le tocó vivir a Hölderlin. Ambas cuestiones son cara y cruz de una misma moneda, aunque solo sea porque los griegos rueron los primeros en desarrollar el ideal de una «paideia» y en intentar vivir de acuerdo con él. Este ideal se refiere, en primer lugar, a uno mismo, a la exigencia de desarrollo hasta alcanzar la máxima perfección posible, al deber de convertir en realidad práctica lo que teóricamente son solo modelos; por ejemplo, los que proporciona la Grecia clásica. Pues Grecia es modelo, sobre todo porque fue capaz de plasmar en instituciones y en obras de arte lo que eran, en efecto, modelos «Urbildern» para decirlo con Goethe.