Estamos saturados de realidad, de esta realidad a menudo indescifrable que nos invade en los espacios públicos de las grandes ciudades, y también sobre alimentados de una realidad ?a la carta?, cocinada con noticias y acontecimientos, con la que nos aturden los medios de comunicación. En este confuso fluir de acontecimientos e informaciones, casi resulta imprudente resistir a los embates de las corrientes. Pero ¿es cierto que preferimos ser indiferentes?
En la actualidad, el creciente interés de la sociedad por el pensamiento filosófico parece mostrar todo lo contrario. No se trata de una simple moda sino de una verdadera necesidad. ¿Qué es lo que se espera hoy de los filósofos? ¿Cuál puede ser su aportación?
Una de las tareas del actual ejercicio de filosofar que responde a esta necesidad consiste, justamente, en poder sostener en las orillas de la marea del acontecer y saber escuchar atentamente en los momentos en que la realidad rompe a hablar. La tarea que se deriva de esta escucha consiste en el esfuerzo de articular, acentuar, pautar de otra forma aquello que concierne, sacude, interesa, da que pensar y empuja a transmitirlo a otros. Esta actitud de escucha puede entenderse como ejercicio profesional del filósofo, pero la decisión de comunicar a los demás los resultados obtenidos es más bien una vocación.
Manuel Cruz es uno de los filósofos que siente esta vocación. Transforma su asombro, su preocupación, su indignación y su capacidad de análisis en textos que pueden servir como hilos rojos para no perderse. Son los acentos, las pautas y el compás en la escucha y la lectura de la realidad los que ayudan a darse cuenta de situaciones que están a la vista sin ser visibles o que se perciben como puro ruido ensordecedor sin poder discernir los tonos.
El presente volumen reúne reflexiones e intervenciones sobre las condiciones y cambios de una vida urbana, la evolución de la democracia española, la función de la memoria y de la historia en nuestra cultura y muchos aspectos preocupantes del mundo cotidiano en esta época marcada por la intrusión de la técnica en esferas cada vez más íntimas, la violencia, la intolerancia y la irracional defensa de identidades imaginarias.