A igual distancia de la difamación decimonónica y de la apología del «divino marqués» por parte de los surrealistas, Raymond Jean reconstruye y narra la vida del marqués de Sade con la paciencia y autenticidad del investigador y con la elegancia y el suspense del gran novelista. Más allá de los tópicos aparece un Sade que no es «ni monstruo ni loco, ni fantasma ni estatua, - afirma Jean -, (...) sino un hombre profundamente arraigado en su tiempo, aunque lo sobrepasó por su desmesura de una manera asombrosa».
El autor no sólo acompaña a Sade en sus insólitas andanzas entre París y Marsella, entre la libertad y la cárcel. También muestra qué se esconde en sus famosas y escandalosas novelas y la relación que guardan con los episodios de su vida real.