El Papa Juan Pablo II suscitó la cuestión de cómo puede reformarse el papado a
fin de que se ajuste mejor la nueva situación ecuménica de la Iglesia. En
respuesta a este llamamiento, el arzobispo John R. Quinn señala que los
diálogos doctrinales no son suficientes. La esperanza de la unidad cristiana no
puede basarse únicamente en la experiencia de una convergencia doctrinal. Tiene
que haber también reformas dentro de la Iglesia Católica, reformas en la manera
de ejercer el ministerio pontificio y reformas especialmente en la Curia Romana
y en los métodos y prácticas seguidos por ella. Siguiendo las directrices
trazadas por Juan Pablo II en la encíclica Ut unum sint, el arzobispo
Quinn examina las estructuras y prácticas de la Iglesia del primer milenio como
una clave importante para estas reformas.
De interés para lectores interesados en la situación actual de la
Iglesia católica, teólogos y estudiantes de Teología.