A pesar de algunos avances registrados, la situación global de los países terceros mediterráneos parece bastante negra. Los déficits estructurales son todavía la característica común. La balanza comercial sigue siendo deficitaria, excepto en algunos países con petróleo, y la balanza de operaciones por cuenta corriente no consigue equilibrarse a pesar de los ingresos generados por el turismo, las transferencias de los emigrantes y los cánones percibidos por bases militares o comerciales.