Lero, lero, candelero reúne rimas y versos que han acompañado los juegos de los niños de habla hispana desde hace muchos años; en verdad siglos. No fueron creados por un autor, sino por muchas personas, que han ido enriqueciéndolos, en el transcurrir del tiempo, con nuevas palabras y estrofas. Tampoco fueron escritos sobre un papel. Alguna vez alguien los inventó, y se fueron trasmitiendo de boca en boca, generación tras generación, hasta llegar a una persona que, como yo, los recogió en un libro con el deseo de evitar que se perdieran o se olvidaran, y para que tú pudieras leerlos ahora.
Lero, lero, candelero ha sido publicado para que los niños lo compartan con sus amigos. Para que se reúnan y se diviertan con sus retahílas y sus coplas, tratando de responder a las adivinanzas, compitiendo para ver quién logra decir los trabalenguas más rápido y sin equivocarse. Los pequeños disfrutarán de la música y el ritmo de las palabras, imaginado los colores, las formas y los sabores que nos evocan. La poesía de la tradición oral es un tesoro maravilloso que nunca se agota ni pierde valor.